Aunque lo mejor es un plato de ducha de resina, los platos ducha acrílicos son recomendables cuando buscamos un plato de ducha tradicional, vamos el de toda la vida, color blanco y con el acabado brillante.
Se trata de platos de ducha fabricados en material acrílico, fibra, siendo ligeros y resistentes, pero, algo más pesados que uno de resina, aunque tampoco es mucho peso, siendo fáciles de colocar.
La limpieza de este tipo de platos admite gran variedad de productos, incluso desinfectantes, ya que a diferencia de un resina no es tan higiénico ni antibacterias.
Son platos con menor nivel antideslizante que otros materiales, siendo de clase 2 o incluso 1, dependiendo del acabado del plato si es liso o si tiene un relieve antideslizante.
¿Cuándo son recomendables?
En resumen son platos de ducha ideales cuando buscamos un plato de batalla, sencillo, básico, con algo de resistencia y que no tenga que cortarse ni adaptarse a una medida en concreto.
También si buscamos un plato liso y no nos den miedo los resbalones, ya que su textura no es tan antideslizante como otro tipo de platos de materiales con antideslizamiento.
Ventajas platos de ducha acrílicos
A la hora de limpiarlos, lo bueno de un material acrílico es que se puede usar prácticamente cualquier tipo de producto desinfectante o limpiador, siendo los de resina más limitados en el uso de productos.
Quedan bien en cualquier tipo de ducha, decoración o estilo de baño, siendo muy adaptables, aunque su color no es personalizable como ocurre en los platos de resina, blanco si o si.
El precio es estándar, no es caro, tampoco es económico, son elegidos cuando se busca este material en concreto por su acabado o porque se quiere un plato corriente.
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